Barcelona es una ciudad moderna, icono turístico, de desarrollo innovador, de urbanismo, de iniciativa empresarial, y de muchos otros parabienes. En Ciutat Vella, donde habito, observo un buen puñado de formas de transporte, desde las sencillas bicicletas a los tuneados coches, las motocicletas incluso con sidecar, el minibús, pasando por el patinete y muchos monopatines. Sorprende la afición por estos últimos y los numerosos puntos donde los skaters se reúnen a realizar sus acrobacias. Nada que objetar a estas actividades, sobre todo si han detectado aquel mobiliario urbano irrompible en el que emplearse.
Sí tengo que comentar respecto al nuevo gadget que comienza a proliferar en nuestras aceras y que me tiene particularmente aterrado. Se trata del monopatín eléctrico, si bien también es aplicable al monociclo eléctrico. Al parecer ha podido ser el regalo estrella de las pasadas navidades y, ciertamente, desde entonces veo más en la calle. El público que lo usa es variado. He visto a dos pequeñas ruedas a niños de no más de 8-10 años y a treinteañeros supuestamente modernos, pasando por adolescentes Continue reading