Hay debates que se comportan como ciertos virus, permanecen enquistados esperando el momento idóneo para reactivarse. Esto en concreto es lo que sucede cuando preguntamos sobre las preferencias de la gente en cuanto al tipo de formato de sonido que utilizan para reproducir su música.
Lo primero que llama la atención en este tipo de controversias, es el apasionamiento con que los participantes intentan defender sus respectivas posiciones. Y es que en la raíz de la cuestión interviene un fenómeno de sublimación de la propia historia vivida. Sentimos la necesidad de ensalzar y dignificar nuestro pasado, lo que hemos hecho y quiénes hemos sido hasta ahora.







