Dentro de uno de los muchos eventos colaterales que se celebraron en el marco del pasado Mobile World Congres (MWC) se pronunció una de esas sentencias que le dejan a uno a contrapié “La web está muerta, lo único que me importa ahora es el móvil” ¿¿Comorrrrr?? Quien esto dijo fue Dentzel Zaryn, fundador y Ceo de Tuenti y más que probado entendido en todo esto de Internet, las TIC y los medios digitales. ¿Cuál es el trasfondo de esta frase? Parece claro que el futuro va a ser móvil. Los teléfonos inteligentes o smartphones y sus parientes creciditas las tabletas están acaparando el mercado de la conexión y la sociabilidad. Con estos aparatos siempre a cuestas podemos gestionar nuestra identidad social, trabajar y comunicarnos de múltiples formas e informarnos. Pero es que además estamos a las puertas de una revolución: el móvil como medio de pago sustituyendo a las tarjetas de débito o crédito, o el teléfono como gestor de nuestra salud vinculado a aparatos de última generación que monitorizarán nuestras constantes vitales cuando así lo necesitemos. ¡Si hasta podremos aparcar el coche con el móvil!
Todo lo anteriormente mencionado y muchas más cosas que estarán a las puertas son la muestra de un futuro que ya es presente: las pantallas. Junto con los smartphones y las tabletas estarán los portátiles (que ya superan de largo a los fijos) en sus nuevas versiones, los ultrabooks más delgados y ligeros y, por supuesto, la televisión que se conecta a Internet y accede al streaming, el futuro del cine. Pero no solo ésas, muchas otras pantallas nos rodean en el día a día, facilitándonos información acerca de direcciones, el tiempo, trámites oficiales, salud, ofertas, etc. Están en todas partes: las calles, edificios, comercios, carreteras.
Pero, sin duda, el teléfono inteligente va a ser el campeón. Viajando en nuestro bolsillo o nuestra cartera se convertirá en nuestro compañero inseparable y carecer de él se convertirá en una tara social. Por eso, también en el reciente MWC se vieron nuevas tendencias. Las compañías empiezan a maniobrar hacia la búsqueda de móviles más económicos que los actuales smartphones para conseguir el acceso de amplias capas de población a los servicios y ventajas que Internet proporciona y librarse del dominio de las plataformas propietarias (Android y Apple).
En el camino de este esplendoroso futuro tecnológico sin embargo (¡Ay! Siempre hay un pero) la gran crisis económica no ha dicho aún su última palabra. Si hace casi 5 años, cuando estalló la crisis de las hipotecas Subprime en Estados Unidos, no imaginábamos que hoy estaríamos como estamos ¿Cómo podemos imaginar cual será el panorama de aquí a otros 5? Lo que parece aclararse es que la brecha digital, que empezó separando a los nativos e inmigrantes digitales del resto de población que por edad o condición no participaba del tema, ahora se profundizará entre los propios habitantes del mundo digital, entre los que puedan acceder con calidad al nuevo mundo de servicios y los que no, aunque sepan cómo hacerlo.
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