Los viernes: reforma

En estos días que corren, mejor dicho en estos años, parece que no hay noticia buena que llevarse a los sentidos. Si durante muchos años, a lo largo de la transición y después de ella, una de las palabras más repetidas en todos los ámbitos fue sin duda “democracia”, desde 2008 hasta ahora la palabra “crisis” encabeza la clasificación con considerable distancia. Desayunamos, comemos y cenamos crisis. Se acusa con frecuencia a los medios de comunicación de fomentar el pesimismo y explayarse en demasía con las malas noticias, creándose de esta forma en la población un clima de desánimo e incertidumbre que frena el consumo y, por ende, la actividad económica. Pero la realidad no desaparece con no quererla nombrar y los medios de comunicación la viven tanto como el que más.

El enésimo punto de inflexión lo acaba de traer la recién aprobada reforma laboral y sus nuevas condiciones. Éstas parece claro que permitirán reducir aún más las plantillas de los medios y modificar sueldos, horarios y condiciones. El Grupo Zeta, propietario de Primera Plana, editora de El Periódico de Cataluña, ya está por la labor de conseguir una rebaja de salarios de su plantilla del 18% de media. Los trabajadores no se arredran y, con el apoyo de muchos otros profesionales de distintos medios, se han lanzado a las redes a defender su postura y sus planteamientos. Pero las barbas se cortan ya de muchas otras formas y en todas partes: TVE retransmitirá los partidos de Champions que se jueguen en el extranjero “desde casa”. Los aguerridos locutores narrarán los lances y vicisitudes del juego frente a un televisor en el que pincharán la señal de alguna cadena internacional. No se ha especificado si estarán sentados en un sofá con una cerveza y ganchitos para entrar en forofa situación. TVE empieza así a adaptarse al tijeretazo del primer decretazo del Gobierno del PP. A renglón seguido vendrán las cadenas autonómicas. La nueva normativa laboral parece hecha ex profeso para ellas.

La crisis también castiga de otras maneras. El panorama televisivo español se torna paupérrimo cada día que pasa y, lentamente, se vuelve a un modelo de espectro más reducido en cuanto al número de cadenas realmente merecedoras de tal nombre. El modelo TDT que el pasado Gobierno socialista presento como la panacea de la comunicación se muere y produce fenómenos tan extraños como éste. Hace muchos años, en las primeras décadas de la historia del cine, se les decía a los actores que provenían del medio teatral que no hicieran “teatro”, pues eran dos géneros diferentes con diferentes lenguajes. Ahora la televisión “hace” radio. Cosas veredes.

Uno de los fondos que se transmiten de toda esta situación que viven los medios es una cuestión que se nombra poco o más bien nada. La cuestión que nadie parece querer afrontar es que con la transformación de la sociedad por la evolución de la economía, los nuevos medios técnicos, Internet y las redes sociales, la evolución de la crisis y todas sus subvariantes (crediticia, de deuda, etc.), por todo esto y mucho más, sobra mucha oferta de trabajo, sobran muchos periodistas. Del mismo modo que sobran muchos abogados, economistas, historiadores y todo tipo de licenciados más, producidos en serie y en masa durante años por un sistema educativo que en lugar de hacer poner a la gente los pies en la tierra se los dejaba poner en las nubes. Ya sé que esto es política, total y absolutamente incorrecto para el pensamiento dominante entre la población pero no puede ni debe haber educación superior para todo el mundo. Es un desvarío que se paga después con subempleo, frustración de expectativas y apatía y desencanto social.

“Cada vez se necesita menos factor trabajo por lo que el que se necesita se puede comprar a un precio menor y se le pueden aplicar peores condiciones”. Ésta es una de las tristes realidades que ya están entre nosotros para las que los gobiernos no tienen solución. La reforma laboral no creará empleo y, siendo muy optimistas, no lo creará desde luego en el número y la calidad necesarios para la sociedad en la que vivimos. Los medios de comunicación se dirigen a una reducción y concentración no imaginables hace apenas un par de años y en las que la gran perjudicada puede ser la calidad de la información. Veremos como sigue todo esto.

Imagen de Noticias.com

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About Enric Pérez

Un observador pasmado de la realidad // A shocked observer of the reality
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