Hoy se ha ido para siempre un genio de la tecnología, del diseño y también -nadie puede negarlo- del marketing. Un visionario. Un tipo que, desde los orígenes más humildes, quiso cambiar el mundo — y lo consiguió. Un líder que supo avanzar con cada éxito y renacer desde el fracaso. Un hombre creativo, innovador, y quizás algo antipático. Pero también lo era Beethoven y aún se le recuerda…
Descanse en paz, Steve Jobs.