Los malos hábitos se copian con facilidad. Ya puedes ser un insigne dictador de un país norteafricano o el primer mandatario de una democracia tomada como ejemplar; a la hora de la verdad se te ocurren las mismas soluciones. La revolución de los países norteafricanos fue vista con simpatía por la opinión pública europea. Los cortes a las comunicaciones online en esas geografías se entendieron como un abuso de poder al que combatir desde occidente. Las grandes firmas de internet se confabularon para lograr evitar estos obstáculos. Desde occidente se daban soluciones para salvar los cortes.
Tras las revueltas en Inglaterra la solución que se plantea al problema es la misma: Los alborotadores se organizan por la red, cortemos la red. Una idea brillantísima, de trazo fino; debe ser que la población no utiliza la red para otra cosa que para planificar saqueos y manifestaciones. Lo de comunicarse on line para trabajar, tratar con tu familia y amigos, buscar empleo, organizar un partido, ir al cine, quedar con tu novi@, compartir una foto, o cambiar tu situación sentimental es completamente accesorio. Cuando la población se pone a saquear lo hace en bloque.
Es lógico que con estos pensamientos surjan esas ideas. Menos lógico parece entonces que no se haga nada cuando los capitales internacionales -esos sí que están organizados y se mueven rápido- deciden aprovechar cualquier mínimo porcentaje de beneficio aunque pongan en crisis a economías enteras. El libre mercado va en cable, a tres pantallas por broker internacional, a billones la orden. Pestañea ministro de economía y estás perdido.
Por no hablar de las evasiones de capitales. El dinero acumulado en riquezas desproporcionadas que no quiere tantos vaivenes especulativos puede evadir a mansalva. Un poco de olor a crisis o subida de impuestos y nos marchamos por la puerta grande. Los griegos con las arcas vacías saben muy bien de esta práctica consentida. Los islandeses todavía andan persiguiendo el dinero de banqueros y políticos.
Malas políticas de redes de comunicación en cualquier caso. Cuando los saqueadores observen que su mensajería de la blackberry no funciona será la señal: todos a la calle.
Gracias por el comentario y muy interesante este sitio y el blog. Saludos.
Lina Aguirre.
Teclado Móvil – La Vanguardia