Quizás no tengan mucho que ver unos movimientos con otros, pero cuanto más noticias e imágenes veo de los disturbios de Inglaterra, más tranquilidad me da el movimiento de los indignados en España. Causa mucha preocupación ver casas ardiendo, enfrentamientos violentos con la policía, negocios saqueados o quemados y familias asustadas. Entiendo que hay ciertas similitudes de malestar social de base, juventudes ociosas por fuerza frente a un consumismo frustrante y mala base educacional. Sin embargo, hay muchas diferencias que impiden hacer paralelismos significativos entre un movimiento y otro; para orgullo de los indignados por su no violencia.
En primer lugar ha habido un detonante. La muerte de un joven de color en circunstancias poco claras (tiroteado por policías según algunos) ha sido la mecha para esta espiral. Afortunadamente en España no ha habido ninguna desgracia tan lamentable. Pese a las cargas policiales nadie ha salido tan mal parado. Sí hay que recordar que una excesiva respuesta de los antidisturbios tiende a caldear el ambiente; cosa que ocurrió con el desalojo de Plaza Catalunya y los posteriores incidentes del parlamento catalán.
En segundo lugar se observa un problema de gueto. Los medios advierten eufemísticamente que los asaltos provienen de áreas multiétnicas de bajos ingresos familiares. Lo cierto es que en la rica City el ambiente está más caldeado que nunca por los recortes sociales, los abusos policiales y el desempleo en los barrios bajos. El movimiento de los indignados en España está más extendido y aceptado socialmente por amplias capas muy diferentes de la sociedad.
En tercer lugar hay diferencias significativas en lo organizativo. Afortunadamente en España los indignados son ejemplo de buena organización. Alrededor del movimiento Democracia Real Ya se han orquestado manifestaciones, difundido consignas y protocolos de actuación para evitar en todo momento la violencia. La mecha lente del movimiento fue organizativa y apoyada fuertemente en internet. En Inglaterra no hay orden ni concierto mas allá del interés por protestar por un malestar creciente; mayor organización – no mucha- parece haber cuando unos cuantos se ponen de acuerdo para saquear tiendas.
Y sí, la tecnología está sirviendo en los dos casos. Mucho se ha hablado de la mensajería instantánea de las blackberrys en la revuelta inglesa, de su codificación que hace difícil el seguimiento de los organizadores de los saqueos; pero la firma de móviles ya ha mostrado su disponibilidad a la cooperación. Afortunadamente surgen iniciativas para contrarrestar tanto caos, como la que se dedica a convocar a voluntarios para limpiar las calles destrozadas, o la destinada a identificar amigos de lo ajeno o violentos.
Por último, un espacio para la reflexión. Si la crisis va a agudizar los recortes por mandato de los mercados, que a nadie le extrañe más explosiones de este tipo. Habrá mayor conflicto por la frustración generalizada, la impresión de que la política se pliega a los intereses económicos en manos de mercados impersonales, y de que los recortes son por abajo y nunca por arriba. Existe, además, un aprendizaje o efecto imitación fruto de la sociedad hiperconectada en que vivimos; Hay videos en la red que muestran cómo hacer retroceder a un buen número de policías. ¿Servirán de manual para próximos levantamientos? ¿Qué harán las autoridades? ¿Impondrán más fuerza o más razón?
Un poco de sorna: ¿A esto se refería Alberto de Mónaco cuando criticó la falta de seguridad de Madrid como candidata a las Olimpiadas 2012 (que finalmente se llevó Londres)?
Espero que no, que pero veamos a ver que pasa con la visita papal de la semana que viene, los animos no estan en una balsa de aceite para estar muy tranquilos. Claro esta que los indifnados se desmarcara de lo que pase o no pase.