No eres Steve Jobs, date cuenta de una vez por todas. No lo eres, afortunadamente. El sueño de una vida extraordinariamente realizada en lo real y lo virtual no existe. Si la persigues con los parámetros de los cabezas pensantes de la red, estás perdido; conducido a una vida miserable. A esas conclusiones voy llegando observando mi red social en internet, comentándolo en mi red física de amistades y leyendo en la red.
Ahora que los smarthphones se generalizan y que los tablets se ponen al alcance de todos, vamos camino de alcanzar la sociedad hiperconectada. Por fin, dirían algunos. El paraíso de los vendedores de sueños online. El consumidor 24 horas, 7 días a la semana. Dame mi píldora azul diaria, mi dosis de vida de los otros, al lado de mi anuncio de producto deseado, con la posibilidad de compartir mi estado de ánimo, mi última experiencia adquirida. Existo porque lo puedo publicar.
En este regurgitar electrónico nos volvemos personas multitarea que no atienden a ninguna de ellas. Lectores de experiencias infinitas de otros. Perdiendo momentos por compartirlos al momento. Pucha vida perdida, retransmitida. Perfiles psicológicos a la vista. Vendeme productos para desconectar sin dolor.
No sólo lo digo yo, lo escriben también teclados relevantes como el de Daniel Gulati. Él resume la mala influencia de facebook en jóvenes empresarios -¿quién no es un joven empresario de su vida?- en tres aspectos:
- Supone una cueva de comparación. Existe un sesgo evidente hacía la publicación de hitos positivos en los perfiles personales. Salvo excepciones depresivas o estados de ánimo alterados, se tiende a publicar buenos momentos o logros. El gran viaje que he disfrutado, el nuevo coche adquirido, el ascenso profesional. En esta situación no es difícil que se cree una cultura en línea de competitividad. Y no se puede competir con los logros de una red social sobredimensionada. Uno de mis amigos más competitivos hace unos meses que desapareció de la red. Intuyo que le suponía una fuente de estrés excesiva.
- El tiempo se fragmenta en torno a las visitas a nuestro perfil. Los nuevos diseño de facebook invitan a un mayor número de visitas para revisar las actualizaciones. Otra vuelta de tuerca como distracción cotidiana. La accesibilidad mediante los dispositivos móviles facilita que nos desconcentremos al menor momento. Qué la explicación de la clase de contabilidad decae, visito mi facebook; qué en la cena se da un silencio prolongado, visito mi facebook. La pasada noche, en medio de una película en el cine, me sorprendí observando a dos espectadores vecinos de mi butaca consultando el móvil; y no para responder un sms. Uno de ellos, mi supuesto acompañante y verdadero amigo, consultaba su red social. Corroboro que su red social lo acompaña siempre. Otras veces vuelve con nosotros y saborea las cervezas bien frías que compartimos.
- Significa una disminución de las relaciones cercanas de amistad. ¡Qué cómodo resulta quedarse en casa y chatear por facebook en vez de darse la correspondiente ducha, desplazarse y verse cara a cara! Pues sí, pero al final de la jornada puede que no te hayas duchado y apestes a soledad. A largo plazo tus relaciones serán más frías. La calidad de las mismas se pierde si las reduces a contactos mediante dispositivos electrónicos. La riqueza del cara a cara y el contacto físico son innegables. La posibilidad de verte recluido a las cuatro esquinas de tu pantalla requerirá tratamiento; como el que ya reciben algunos adictos a la web en Korea. Se desconoce como será la repercusión de estos fenómenos en los que lo están viviendo desde la cuna; Pero ya hay una cama-féretro para los fanáticos de las redes sociales.
Así que desconecta, baja al bar de la esquina, queda con tu amigo, amante, pariente o delincuente habitual, y disfruta de su cara de poker por haberle llamado para tomar algo a estas horas.
Imagen: www.randyvv.com
A ver estoy totalmente de acuerdo contigo que no se pueden comparar las relaciones sociales directas, a las establecidas por facebook pero también nos permite llegar a gente que, de otro modo, no serian accesibles y de toda las partes del mundo y visitadas “en tiempo real ..” Mantener el contacto con amigos de hace años que no vemos… que nos comparamos pues si, pero no es malo eso, sino la percepción de fracaso que podamos experimentar ,, yo al revés, si veo a mis amigos que les ha ido superbien en la vida, soy la primera en alegrarme aunque desconozco si solo publican sus éxitos… también es cierto .. ¿¿pero quien va pregonando sus miserias ??? … ahí lo dejo ….
Nunca el “tu a tu” tendrá rival …..pero sí se observa como parejas en sus citas están con los iphone y los blackberry en vez de tontear comiéndose con los ojos, supongo que habrá momentos para todo pero la intimidad se ha perdido en parte o al menos así lo vemos las generaciones anteriores o quizás iremos aprendiendo de las futuras y conviviremos con las tecnologías haciendo un uso inteligente de las mismas.. hay tantas cosas que usamos estúpidamente … ensayo y error… y asi vamos .. bueno el articulo estupendo pero no nos pongamos tremendistas… chau
Perdóname por anticipado Ana pero ante un texto como el que nos presenta Pablo siempre sale el manido argumento de que las redes sociales, Facebook en concreto, “nos permite llegar a gente que, de otro modo, no serían accesibles” ¿Y qué si no fuera ello posible? ¿Qué hacíamos antes de Internet? ¿No escribíamos cartas? ¿No llamábamos por teléfono? ¿No nos proponíamos algún viaje? Pero ¡Ah! ¡La inmediatez! ¡El tiempo real! El todo ya mismo que si no me da algo y no lo puedo soportar. El “lo quiero lo tengo”, la intolerancia a la frustración, asociados a la presión social que las redes generan, nos lleva a un mundo formalmente interconectado pero realmente más aislado de lo que nunca lo ha estado en la historia. Estamos a un paso de que la sociedad líquida de Zigmunt Bauman se convierta en la sociedad gaseosa. La proliferación de Facebook y otras redes lo único que me sugieren es la palabra soledad.
Gracias Ana y Enric por los comentarios. Lo suyo es tomarse una cerveza para discurtirlo, ¿no os parece? 😉