Educando a nuestra juventud: tolerancia cero ante la falta de respeto en el deporte

Ya no es preciso encender el televisor ni esperar la próxima edición de un rotativo para tener conocimiento sobre cierto tipo de sucesos. Sobre todo cuando se trata de acontecimientos que aglutinan un gran número de seguidores, como es el caso de conciertos, manifestaciones, espectáculos o eventos multitudinarios de diversa índole. Una vez más, Internet se erigió el pasado jueves en medio de información oficioso y ágora de debate a raíz del bochornoso final del encuentro de Supercopa entre el Real Madrid y el F.C. Barcelona. Dado el nivel de seguimiento que alcanzó el encuentro, las desagradables imágenes sobre la confrontación entre miembros de ambos equipos, revisten una especial gravedad.

En foros y redes sociales se debatían y juzgaban las actuaciones reprochables de sus principales protagonistas. Tampoco faltó la colaboración de algún ávido reportero improvisado, que con su móvil captó las imágenes del altercado y se apresuró a colgarlas en youtube, como crítica a su vez de una cierta manipulación de la información a través de las imágenes transmitidas por cierto canal televisivo. Por cierto: los informativos de televisión deberían tomar nota y aceptar que en el mundo de hoy, han dejado de monopolizar la información. Que en cualquier momento, pueden ser puestos en evidencia por su falta de neutralidad, por cualquiera de los millones de internautas que pueblan el globo y que “viajan” de forma cotidiana con su propia cámara y rotativo personal en el bolsillo. Deberían tener en cuenta también, que ciertas personas, gozan entre los miembros de su red, de un prestigio tal, que pueden llegar a poner en tela de juicio la información divulgada por cualquier medio de comunicación tradicional, por reputado que se tenga. Para evitar suspicacias, permitidme subrayar que no soy seguidora de ninguno de los clubes implicados en la noticia, ni de ningún otro equipo y que mi interés sobre los hechos parte única y exclusivamente de mi posición como docente y de una sincera preocupación por la educación de esos nuestros jóvenes que son, han sido y serán en todo tiempo y lugar nuestro futuro, oportunidad y esperanza.

Conocedores del valor que tiene el fútbol para la juventud, donde invierte grandes dosis de interés, afición y pasión, y siendo uno de los grandes referentes donde hallan un modelo a seguir en la construcción de su propia identidad, me parece alarmante el comportamiento de cuantos enturbiaron el encuentro con sus actitudes provocativas y agresiones manifiestas.

Pero más alarmante es aún, si cabe, que a pesar de las condenas claras y contundentes provenientes de los más diversos ámbitos de la sociedad, ni la Federación Española ni el máximo representante del Real Madrid – equipo que sin duda está siendo el mayor perjudicado por las especialmente graves actuaciones de su entrenador – hayan decidido tomar medidas disciplinarias al respecto, teniendo potestad para hacerlo. También un suspenso superlativo para el señor Jorge Carretero por sus declaraciones, siendo quien es el organismo que representa.

Más allá de la pueril discusión sobre si fulano agredió a mengano o no, si se puso o no el dedo en la llaga, perdón, en el ojo y reproducir una y otra vez los vídeos que permitan hallar “la prueba del delito”, existe una realidad global percibida por cualquier persona con un mínimo de decoro y sentido común: una falta inadmisible del respeto debido tanto a compañeros de profesión, técnicos responsables, entidades deportivas, afición y sociedad en general.

¿Cómo puede comprender nuestra juventud que, según el Estatuto de los Trabajadores, las faltas de disciplina, desobediencia, ofensas verbales y físicas a compañeros o al propio empresario, constituyan causas de despido disciplinario (máxima penalización laboral) y que en el ámbito deportivo, se observen prácticas similares que no generen ningún tipo de sanción inmediata?. No somos coherentes.

Escuchamos a diario aquí y allá comentarios negativos a cerca de nuestra juventud, pero somos los adultos quienes a la vez que les recriminamos por su mala educación y falta de respeto, transmitimos a través de nuestro propio ejemplo, patrones de comportamiento que deberían avergonzarnos y ser penalizados de forma sistemática.

Hace unos días compartí en facebook una brillante sentencia atribuida a Pitágoras:

Educad a los niños y no será preciso castigar a los hombres

y un amigo y compañero de facultad, me respondió con el siguiente vídeo. Creo que expresa con meridiana claridad la gran responsabilidad que tenemos como adultos para con nuestra juventud:

¿Servirán los acontecimientos de la final de la Supercopa, para poner coto a este tipo de desmanes en el mundo del fútbol en particular y del deporte en general?

Fotografia: kalipedia.com

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About Roser Escriche

Economista y antropóloga. Profesora de Administración y Finanzas. Interesada en todo aquello relacionado con el comportamiento humano y las cuestiones sociales.
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